miércoles, 8 de julio de 2009

Proyecto Eden el primero mas ambicioso


ST. AUSTELL, Inglaterra.- La primera impresión es la de estar viendo una spielbergiana escena de Encuentros cercanos del tercer tipo . La visión de las gigantescas cúpulas al fondo de un pronunciado valle da inmediato crédito a la fama de Octava maravilla del mundo que ya ha ganado el Proyecto Edén.
Un prestigio que explica por qué, a pesar de encontrarse a 500 kilómetros de Londres, en el extremo sur de Cornwall, se transformó desde su inauguración, en marzo de 2001, en el sitio turístico más visitado de Europa.
Sus realizadores no son extraterrestres, sino una banda de tozudos británicos que en cuestión de siete años construyeron sobre una abandonada cantera de arcilla el invernadero más grande del mundo, de 15 hectáreas, una superficie similar a la de 35 estadios de fútbol.
Lo hicieron con tres objetivos en mente: promover un mejor entendimiento entre el hombre y las plantas; educar a las próximas generaciones según ese principio, y preservar - al estilo de la legendaria Arca de Noé- los recursos existentes.
"Esta no es una exposición botánica por más que contemos con 12.000 variedades de plantas de todos los rincones del planeta -advierte su director y fundador, Tim Smit-. Queremos hacerle entender a la gente que el ser humano no es un espectador, sino parte del gran ecosistema."
Al frente de una docena de entusiastas, Smit puso las excavadoras en movimiento al recibir, en 1994, una pequeña donación de la municipalidad local y la promesa de una contribución de 50 millones de dólares de la Comisión del Milenio, la entidad encargada de organizar los festejos del año 2000.
En noviembre de 1995 contrataron a Nicholas Grimshaw, el célebre arquitecto autor de la remodelación de la estación Waterloo, para hacerse cargo de la construcción. Su primera orden fue crear un cráter de 60 metros de profundidad, para lo cual se retiraron 85.000 t de tierra (el equivalente a 616 ballenas azules), de modo de establecer las fundaciones de los bio-domos, de 2 m de ancho, 1,5 m de espesor y 858 m de largo, todo sobre una superficie de concreto de 2480 m3 y refuerzos de 284 t de peso.
La misión estaba a punto de ser concluida cuando, en 1996, la Comisión del Milenio anunció el retiro de los fondos. Una decisión que dio marcha atrás, seis meses más tarde, gracias al apoyo de la prensa nacional. Pero ése no sería el único problema por resolver. En 1998, un invierno de intensas lluvias convirtió el terreno en un flan de barro que obligó a suspender los trabajos. El traspié sirvió para que se dieran cuenta del riesgo de que el cráter pudiera convertirse un día en una laguna. Un peligro que convirtieron en ventaja.
"Si alguna vez apagamos los extractores que tuvimos que instalar, el Proyecto Edén sería un ejemplo gráfico del efecto invernadero global -destaca Smit-. Pero esto también nos permitió instalar un sistema de recolección de agua que extrae 22 litros de agua por segundo y que utilizamos ahora para regar las plantas, crear cascadas y mantener la humedad en la zona dedicada al trópico."
El complejo está básicamente integrado por un vasto jardín, un centro para visitantes, una zona de estacionamiento para 1000 autos. Pero lo más cautivante son los dos biodomos. El más grande (Area Tropical Húmeda) tiene 240 m de extensión, 55 m de alto y 110 de ancho. Todo sin soportes internos, en un espacio capaz de albergar a la Torre de Londres. Esfuerzo compartido
El diseño fue un esfuerzo de cooperación entre arquitectos e ingenieros a partir de un modelo a escala. La estructura está formada por 625 hexágonos (el más grande de 10,98 m), 16 pentágonos y 190 triángulos de acero galvanizado que fueron prearmados como un rompecabezas.
"Los biodomos son una suerte de organismos vivos que han crecido en la topografía de la cantera -sostiene el arquitecto Grimshaw-. Su primera función es captar energía, de modo que la selva tropical, con sus bananos, plantas de café, cacao y caucho, entre otras, puedan florecer en lo que originalmente era un clima inhóspito."
Similar milagro se observa en la Zona árida y de sabana, donde los cactos se codean con plantas de tabaco, olivares, cítricos, lavanda y otras hierbas aromáticas en un ambiente seco decorado con esculturas evocativas de Picasso y Salvador Dalí.
"El Proyecto Edén es algo que evolucionará porque fue creado respetando las leyes de la naturaleza -destaca Grimshaw-. Por eso es que cada visita es un descubrimiento."

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